miércoles, 24 de octubre de 2012

El gran masturbador.



El gran masturbador, 1929.
Salvador Dalí.
Museo Reina Sofía, Madrid.
Óleo sobre lienzo.
110 x 150 cm.

Hoy traigo esta pintura de Salvador Dalí aunque, para conocer mejor su obra, hace falta conocer su vida, que fue de lo más excéntrica.

Salvador Dalí nació en Figueras (Cataluña), en el año 1904, y murió en 1989, a los 84 años. Es el máximo representante de una de las últimas vanguardias: el Surrealismo.

El significado de su nombre "Salvador" indicaba, según Dalí, que él estaba destinado a rescatar y salvar la pintura de la mediocres catástrofes del arte moderno.

Su otro gran compañero fue René Magritte (al que en otra ocasión dedicaré una entrada), y ambos se caracterizan por la importancia de los sueños. Aunque Freud y el psicoanálisis tienen mucho que ver aquí.

Retrato de Sigmun FreudSalvador Dalí.

Lo más curioso de la pintura surrealista es que se caracteriza por una técnica muy academicista, pero una temática de lo más surrealista; aunque, como muchos pintores, Dalí tiene su propia evolución.

El grupo Surrealista se formó en Francia de la mano del escritor y ensayista André Breton, el fotógrafo Man Ray, el poeta Paul Eluard, el pintor Max Ernst... y luego se uniría el joven Dalí (pues Magritte se negaba a formar parte del grupo).

Pero debido a su exageradísimo ego, sus inclinaciones políticas (sus compañeros de izquierdas odiaban que Dalí fuese ajeno a ninguna postura), y la envidia de Breton, Dalí fue expulsado del grupo, dando a conocer su famosa frase: El surrealismo soy yo.

Por aquel entonces, en 1931 (totalmente distanciado de su padre) ya había conocido a la que sería la mujer de su vida: la rusa Gala (algo mayor que él), entonces casada con su colega Paul Eluard, quien dejó el camino libre a los amantes.

Dalí y Gala ante una obra surrealista.

Desde entonces, Gala va a ser su mayor inspiración y su única modelo.
Juntos van a emprender todo tipo de proyectos dentro y fuera de España (permaneciendo ocho años en Estados Unidos durante la guerra).

Además de pinturas y esculturas, Dalí realiza joyas, instalaciones, fotografía, cine, e incluso llega a escribir dos libros que demostraban el profundo amor que sentía hacia él mismo:

- DALÍ, Salvador. La vida secreta de Salvador Dalí, Barcelona, 1942.

- DALÍ, Salvador. Diario de un genio, Barcelona, 1965.

Por supuesto Gala muere antes que Dalí y este, sumido en una gran depresión deja de pintar (también discapacitado por la edad) e intenta suicidarse.

Teatro-museo de Dalí en Figueras.

Tras la muerte de ambos, todo su patrimonio pasa al Museo de Gala y Dalí en Figueras.

Su obra más conocida es La persistencia de la memoria, pero mi preferida es esta, que pintó en 1929, cuando ya conocía y amaba a Gala.

A pesar de haber multitud de objetos tan simples como pequeñas piedras, todos y cada uno de los elementos del cuadro tienen su significado.

Desde muy joven, Dalí se había enfrentado a su padre quien (casado con la hermana de su mujer tras la muerte de esta), contrario a su ingreso en el grupo surrealista y a su amor hacia Gala, le desheredó y prohibió volver a casa. 

Se cuenta que Dalí le envió una carta que contenía semen propio y en la que decía: Ya no te debo nada.

Todo ese rechazo por parte de su padre y la pasión erótica que Gala despertó en Dalí, dieron fruto al Gran Masturbador.

Detalle de la langosta y las hormigas.

La gran masa deforme que se levanta sobre la playa es un autorretrato del propio Dalí quien, apoyado sobre su enorme nariz se aferra a una langosta con el vientre plagado de hormigas, insectos que le repugnaban, lo cual tiene un significado erótico caníbal (La belleza será comestible o no será).

Arriba a la derecha, una mujer besa los genitales de un hombre. 

Detalle de la mujer, el lirio y el león.

Debajo de su pecho hay un lirio blanco que representa la masturbación como única vía de expresión sexual; junto a su hombro, un león enseña su enorme y rojiza lengua, semejante a un pene erecto.

Todo alusiones sexuales con respecto a su amor por Gala, como las dos pequeñas figuras centrales que se abrazan.

Detalle de las plumas de colores.

Pero Dalí también plasmó aquí la relación con su padre, pues la figura del fondo a la izquierda está proyectando la sombra de una padre y un hijo.

Las plumas de colores junto al ojo del retrato aluden a la infancia de Dalí, al igual que el anzuelo con la cuerda rota, que representa el intento de su familia por retenerle. Sobre la cabeza, unas piedras que simbolizan la relación conflictiva entre el padre y el hijo.


Detalle de las piedras.

Todo ello en un paisaje de una minuciosidad casi fotográfica, dividido en cielo y tierra.

El hecho por el que me encanta ese fragmento es porque la mujer no se parece en nada a Gala, única modelo femenina para sus obras después de su hermana. Porque es ver la pintura de Dalí y la rusa Gala está en todas partes.

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