Mi
cama, 1999.
Tracey
Emin.
Tate
Gallery, Londres.
Nominada
al Premio Turner Prize.
Hace
unos años, cuando cursaba primero de bachillerato, el instituto
organizó una visita al CAC Málaga, para ver las exposiciones de
Miquel Barceló y Tracey Emin.
Aunque
entonces no conocía a ninguno de estos artistas, no me lo podía
perder.
A
quien primero vimos fue a Barceló, del que puede que hable en otra
ocasión; pero sí, estuvo genial.
Pero
Tracey Emin... a mi me fascinó.
Exposición sobre Tracey Emin, CAC Málaga, 2009.
La
visita era guiada, y agradezco muchísimo que nos explicaran aquellas
obras, que sin una razón detrás, puede que no me hubieran calado
tanto.
Además
tiene ese tipo de obras que ganan con los títulos que se les pone,
las enriquecen.
Había
de todo: dibujo, pintura, tapiz, instalación, vídeo arte... Pero
sin duda, lo que más llamaba la atención era Mi cama.
Es
una de sus obras más famosas, con la que participó para el premio
Turner en 1999 y, aunque no ganó, dio mucho que hablar; y es que
esta instalación consiste en la cama sin hacer de Tracey Emin, con cosas tan personales como ropa interior con manchas de
sangre y todo tipo de objetos formidablemente derramados por el suelo
como condones o tampones usados.
I've got it all, Tracey Emin, 2000.
Esta obra dice mucho de su autora, quien nació en Inglaterra en 1963; pertenece al grupo de los Young
British Artist (YBAs), al igual que el polémico Damien Hirst.
Estudió
además de Artes, Filosofía, y toda su obra tiene un gran componente
biográfico, pues se basa en todas sus experiencias más traumáticas (sobre todo en su juventud),
como son el sexo, la familia, el embarazo, el aborto, la fama, la depresión...
Todo esto Mi cama lo refleja a la perfección, desbordando lo personal, llamando a la intimidad como única forma de arte, como vía de transmisión a través del trauma, creando empatía y a veces rechazo, pero no dejando indiferente.
Me recuerda bastante a otra obra suya que ya sólo es posible ver en fotos, pues se destruyó en un incendio que tuvo lugar en Londres en 2004, y es Everyone I have ever slept (1963-1995). Esta obra es una tienda de campaña, bordaba con los nombres de todas las personas con quienes alguna vez durmió, pero no sólo se refiere a compañeros sexuales, sino también a familiares, a su hermano y a sus dos abortos.
Tracey Emin pintando, 1996.
Todas sus obras llamaban la antención: dibujos a tinta en azules y negros (que recordaban mucho a Egon Schiele) de mujeres muy desnudas y muy dispuestas a ser "amadas"; fotografías y objetos relativos a su infancia y a su familia; tapices enormes de estridentes colores y mensajes con luces de neón, con frases relativas al amor y al odio; un video performance muy inquietante; una instalación titulada No es la forma en la que quiero morir, que consistía en una estructura de madera semejante a una montaña rusa, desequilibrada y que terminaba por unirse a las paredes de la sala; otra titulada Autorretrato, que consistía en una bañera de latón, gris y sucia cuyo interior ubicaba alambres con espinas, cañas de bambú y una luz de neón (algo de lo más poético); una sala recreada justo como la habitación en la que Emin llevó a cabo una performance en la que el público podía verla trabajando completamente desnuda.
Recorriendo las salas del CAC, pude sentir perfectamente qué sentía Tracey Emin al pintar, consiguió trasmitirme todo su dolor, toda su rabia hacia el mundo, todo su arte me llenaba y me vaciaba la mente de sensaciones.
You forgot to kiss my soul, Tracey Emin.
Fue único; no he vuelto a sentir con ningún otro artista tal empatía.