Desnudo recostado con brazos abiertos, 1917.
Amedeo Modigliani.
Colección Gianni Mattioli, Milán (Italia).
Óleo sobre lienzo.
60 x 92 cm.
Amedeo Modigliani (Livorno, 1884-París, 1920), fue uno de esos artistas que solo alcanzó la fama después de muerto.
Fue el prototipo de artista bohemio parisino, cuya vida no estuvo solo influida por la pobreza y la enfermedad, sino también por estupefacientes, alcohol y mujeres, sobre las que ejercía un gran magnetismo.
Fotografía de Amedeo Modigliani.
Nació en Italia, pero en 1906 se marchó a París, centro de las vanguardias y lugar de reunión de todos los artistas más destacados de la época, a muchos de los cuales retrató.
Se inspiró en artistas como Henry de Toulouse-Lautrec, Paul Cezanne, Pablo Picasso, Gustav Klimt y las estampas japonesas de Kitagawa Utamaro.
Él mismo se consideraba más escultor que pintor, inspirado en obras africanas, se le reconoce por su rapidez de ejecución.
Autorretrto de Amedeo Modigliani.
Además, no es muy difícil reconocer el trabajo de Modigliani, plagado de desnudos femeninos donde priman las formas alargadas: ojos almendrados, narices torcidas, bocas pequeñas y cuellos largos. Se dice que nunca retocaba sus cuadros.
Bajo los efectos del alcohol era triste y violento, pero sobrio era tímido y encantador, además le gusta citar a Dante Alighieri.
En 1917 conoce a la joven estudiante Jeanne Hébuterne, cuya familia desaprobará su relación con el artista, considerándolo vicioso y depravado; además su primera exposición será cerrada por la autoridad debido a su supuesta indecencia.
Fotografía de Jeanne Hébuterne, a los 19 años.
Debido a sus cada vez mayores vicios, su salud se deteriora.
Murió de meningitis tuberculosa el 24 de enero de 1920 en su cama, junto a una Jeanne embarazada de nueve meses; aún no se habían casado.
Pocos días después del entierro, Jeanne se suicida, y la hermana de Modigliani adopta a su hija huérfana, que escribirá una importante biografía de su padre titulada: Modigliani: Hombre y mito.
Este Desnudo reclinado con los brazos abiertos, también llamado Desnudo rojo es de mis favoritos.
Retrato de Jeanne Hébuterne, por Amedeo Modigliani.
La modelo se deja pintar sobre lo que parece una cama o sofá de un rojo oscuro que contrasta tanto con la palidez de su piel como con la oscuridad de su pelo, y que su rostro resume en los ojos almendrados, profundos color carbón, la nariz larga y grácil, los labios delineados del mismo rojo que sus pezones, que coronan unas pechos perfectos y terminan en un pubis nada púdico.
Su cuerpo largo se curva, intentando caber en el marco del retrato, de manera que la luz que incide sobre ella, crea los más bellos efectos de luces sobre su piel desnuda, que parece que podemos tocar, parece que a ella no le importaría, parece hasta que suplica que la acaricien, y eso la hace aún más bella.